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jueves, 28 de abril de 2011

Carlos González explica cómo se ha de iniciar la alimentación complement...

Miercoles 27 de abril

Nuevamente seguimos con la alimentación complementaria.

Se recomienda:
  • Introducir un alimento nuevo cada 3-4 días (minimo dos días), para poder valorar la aparición de intolerancias o alergias.
  • Respetar el apetito del niño. Durante el primer año de vida es preferible ofrecer primero el pecho y luego los alimentos que complementan la leche materna (“complementarios”).
  • Ofrecer alimentos propios de la zona y según los gustos familiares, introduciendo gradualmente una dieta variada y agradable.
  • Aunque no es importante el alimento que se ofrece primero, es aconsejable ofrecer cuanto antes alimentos que contengan hierro: carnes primero, pescados hacia los 9-10 meses.
  • En cuanto al gluten (cereales con trigo, cebada, centeno o avena), lo más adecuado es introducirlo en pequeñas cantidades al mismo tiempo que se continúa dando el pecho.
  • Los frutos secos, no molidos, no se deben dar antes de los 6-7 años, ya que existe riesgo de atragantamiento que puede ser grave.
  • Evitar al principio alimentos que pueden contener muchos nitratos (remolacha, espinacas, zanahoria) la col, nabos y espárragos.
  • No se debería añadir azúcar ni sal a los alimentos del bebé durante el primer año. Después es conveniente utilizar pequeñas cantidades de sal yodada.
  • Se puede añadir al puré de verduras un poco de aceite de oliva.
  • Los alimentos pueden ofrecerse triturados al principio y troceados o chafados a partir de los 8 meses.
  • Los cereales pueden prepararse con leche materna, agua o caldo, o añadirlos a las papillas. No es necesario darlos con una leche artificial. El arroz y el maíz no contienen gluten.
  • Dejar que el niño “experimente” comiendo primero con sus dedos, luego con la cuchara...
  • Es una buena idea que el niño coma en la mesa con todos, la comida también es un acto social y el niño puede ver y aprender
  • Mientras el bebé hace unas 4 tomas de pecho, no necesita otros alimentos lácteos como yogur, queso u otras leches en papillas o purés.
  • No tiene sentido introducir papilla para que duerma más, ni tampoco introducir otros alimentos antes de tiempo para que el niño se “acostumbre” antes de que su madre empiece a trabajar.

viernes, 22 de abril de 2011

Miercoles 20 de abril

Tema principal, alimentación complementaria

Ya publicamos un video del Dr. Carlos Gonzalez, donde explica de forma clara cuando se ha de introducir la a/c y como.

La recomendación actual de la OMS es que la alimentación con otros alimentos distintos a la leche materna se inicie a partir de los 6 meses, cuando el lactante está preparado para recibir alimentos sólidos (con cuchara) y ha agotado sus reservas de hierro. Sabremos que está preparado porque:
  • Se mantiene sentado con ayuda
  • Ha desaparecido el reflejo de extrusión (sacan la lengua y expulsan el alimento)
  • Manifiesta interés por otros alimentos
  • Muestra hambre y saciedad con sus gestos
Hasta esa edad los niños no necesitan ninguna otra cosa.

La alimentación complementaria como muy bien su nombre indica es complementar, no sustituir.

El alimento principal es la leche. Por lo que se le seguirá ofreciendo el pecho a demanda y después de las tomas normales, si se ve que muestra interés y aun desea algo mas, es cuando se le dará otros alimentos. Esto hasta el primer año por lo menos, después poco a poco se puede ir ofreciendo como segundo.
Si hace un mínimo de 5-6 tomas diarias no necesitará ningún aporte de lacteo complementario. Pasado el años y los dos años... tu leche sigue siendo la mejor.

"Según un estudio de ACPAM la leche materna tiene 88 kcal./dl, frente a
las 63 kcal./dl de la leche entera o las 67 kcal./dl de la leche de
continuación (que algunas marcas anuncian con entusiasmo para niños
mayores de un año)."

sábado, 16 de abril de 2011

Miercoles 13 de abril

 
Un pecho puede inflamarse y doler fundamentalmente por varios motivos: ingurgitación, obstrucción de un conducto e infección (mastitis).

La ingurgitación ocurre cuando los pechos producen más leche de la que el lactante extrae, aumentando ambos de tamaño y provocando dolor. Esto suele ocurrir al comienzo de la lactancia con la “subida de la leche”. Se da más frecuentemente en el primer hijo, y cuando durante los primeros días se amamanta al bebé con horarios rígidos y pocas tomas al día, o se le ofrecen suplementos de suero. La ingurgitación es mucho menos frecuente cuando el bebé se pone al pecho desde el primer momento tras el nacimiento y muy a menudo (unas 12 veces) los primeros días. En épocas posteriores de la lactancia es más raro, pero puede pasar si hay separación momentánea de madre y lactante (hospitalizacíon de madre o hijo, horario de trabajo) o si el lactante mama menos por enfermedad u otro problema o, simplemente, al dormir más horas por la noche. Puede provocar algo de fiebre si la ingurgitación es importante.
La solución es simple: extraer la leche (amamantando o con sacaleches) y calmar el dolor (antiinflamatorios y frío local). Quien mejor extrae la leche es el lactante: lactancia a demanda frecuente del niño (o de la madre: despertarlo si duele el pecho). En circunstancias especiales será preciso utilizar sacaleches. El agua caliente también ayuda a vaciar el pecho: una ducha o baño en agua calentita hace que la leche fluya con facilidad. Los medicamentos antiinflamatorios del tipo del ibuprofeno o el paracetamol calman bien el dolor y son perfectamente compatibles con la lactancia. La aplicación de compresas frías (bolsas de hielo o de verduras congeladas) sobre los pechos calma el dolor y son útiles tras haber extraído leche.

La obstrucción de conductos o la mastitis es la inflamación, normalmente de origen infeccioso, en una parte de un pecho que está más roja y endurecida de lo normal y provoca dolor localizado. Se puede acompañar de fiebre y molestias como las de la gripe (dolorimiento de huesos y articulaciones). En la obstrucción de un conducto, hay un componente de retención de leche (como en la ingurgitación, pero en una zona de un solo pecho) y en la mastitis, se produce una infección de esta leche retenida.
El tratamiento fundamental será el mismo de la ingurgitación: extraer leche con mucha frecuencia (el niño, o el sacaleches) y calmar el dolor (antiinflamatorios). La zona que el lactante vacía mejor del pecho es la que está más cerca de su mandíbula inferior: cambiando la posición del niño convenientemente para que su mandíbula apunte hacia la zona inflamada, esta se vaciará mejor. A menudo es también útil masajear la zona inflamada con suaves presiones hacia el pezón, tras aplicar calor en la zona. Puede hacerse bajo la ducha o en un baño de agua caliente. A veces se observa la salida de un pequeño tapón mucoso. Es importante ofrecer el pecho muy frecuentemente al bebé ya que es la forma más eficaz de vaciado. Si el amamantamiento resulta muy doloroso en el pecho afecto, se le puede ofrecer primero el otro pecho al bebé para que las primeras succiones, que son más vigorosas, las realice en el pecho que no duele, en cuanto se note la subida de la leche, se cambiará al bebé de pecho para que vacíe mejor el pecho afecto.
La leche del pecho enfermo es ligeramente más salada, por lo que puede haber problemas de rechazo del lactante a mamar de ese lado, lo que obligaría a la utilización más frecuente del sacaleches

Si el problema no se resuelve en 24 horas o aparece fiebre y malestar general, es posible que haya infección. La mastitis, al ser una infección localizada, casi siempre va a precisar de antibióticos que sean compatibles con la lactancia. Consulte a su médico. Si ha habido poca fiebre, se puede intentar durante 24 horas ver si mejora con la simple extracción frecuente y antiinflamatorios. Si la fiebre es alta de entrada (mayor de 38,5ºC) o empeora, o los análisis practicados indican que existe infección, es mejor dar antibióticos sin olvidar la extracción frecuente, a ser posible por el niño. Los antibióticos hay que tomarlos al menos 10 días. Es importante recordar que el reposo es una parte esencial del tratamiento y la madre debe guardar cama durante uno o dos días. Aunque haya infección el niño no se contagia al mamar.

jueves, 7 de abril de 2011

El primer miércoles de abril

Este pasado miércoles hubo coloquio sobre crianza.

Tratando el tema en abierto con referencia a "las madres recientes se sienten juzgadas e incluso criticadas por su forma de crianza". 

 Temas como:
-Dar de mamar cuando, cuanto quiere el bebé y donde quiere
-Tenerle en brazos, usar portabebés
-Practiar colecho.
-Crianza mas natural...

Momento para expresar sentimientos, dudas, ideas, anécdotas y para desahogarse y redescubrir que no existen normas de crianza, cada familia, cada madre/padre, cada niño, cada momento... son diferentes, no existe libro de instrucciones, porque no se necesita, nos viene dado de serie en otro formato mejor. 

 El mantenerse abierto para escuchar nuestro propio instinto nos mostrará el mejor método de crianza y encima personalizado.
 Aquí dejamos lo que opinan en la Aeped sobre el apartado colecho: 

 ¿Es malo compartir la cama con el bebé?
El patrón de sueño en los niños pequeños es muy cambiante, pero es normal que, a medida que se hacen mayores, se despierten más por la noche (no menos, como muchos piensan). Esas frasecitas de "¡qué bueno es: duerme toda la noche!..." son tramposas. Pero claro, a veces no hay quien aguante el tirón.  Hay que conocer estos patrones normales de sueño para aceptarlos mejor y también hay que saber que no hay soluciones mágicas y que el sentido común debe primar.

Muchos bebés se quedan dormidos mientras maman. Esto tiene 2 motivos: primero la propia composición de la leche, que contienen un aminoácido llamado triptófano, que facilita que el bebé se quede dormido y, segundo, que el niño se relaja chupando el pecho, una vez saciado, y con el calor de la madre. Si se está dando pecho a un niño pequeño, menor de 6 meses, suele ser más práctico y más cómodo para la madre dormir en la misma habitación. Algunas familias juntan la cunita a la parte de la cama de la mamá y otras prefieren dormir todos juntos en la misma cama, pero también hay parejas que no lo soportan. No es una obligación, ni es imprescindible, ni para la lactancia ni para la formación de la personalidad. A la gente que le va bien, perfecto y a la que no le va bien, que no lo haga.

 Meter al niño en la cama de los padres no es una cuestión médica, sino personal y cultural (es habitual en muchas culturas, incluso en las que lo quieren ocultar) y tampoco es obligatorio. A partir de una determinada edad (¿10-12 meses, 2-3 años?) puede intentarse “educar” los patrones de sueño del mismo modo que las demás actividades y situaciones socializadoras de nuestros hijos: con paciencia, con tacto, explicándoles las cosas, diciéndoles esto sí, esto no y porqué.

Algunos niños tras dormir "muy bien" los primeros 4 meses, comienzan a despertarse mucho hacia los 6 meses y a dormir poquito rato muchas veces al día. Hay que entender que eso es normal y que no significa que el niño esté enfermo o le ocurra algo. En estos casos los padres no deben angustiarse pensando ¿estaré haciendo algo mal?

Para que compartir la cama no sea peligroso para el bebé, conviene que tenga en cuenta que: 

 •El colchón es firme y suficientemente amplio para los dos o los tres (se deben evitar los colchones blandos, los de agua o acostarse con el bebé en un sofá)
•La colcha, manta o edredón no es demasiado pesado.
•El bebé está boca arriba. 
•Los padres no fuman (o al menos no lo hacen nunca en la habitación) ni beben alcohol, ni toman ningún tipo de sedantes, ni tienen una obesidad importante.